Monday 5 August 2013

Los locos en Agosto

¿Deberíamos entender que confinar un loco crónico, empobrecer su espacio físico, le mejora? Ya desde el movimiento social antipsiquiátrico, y bastante antes, muchas son las evidencias recogidas en contra de las instituciones cerradas de enfermos mentales, o más generalmente, la facultad que tiene para degradar cualquier tensión cuerda la institución total (una cadena perpetua siempre va a suponer desmantelar la personalidad del más pintado). O, deberíamos conceder, más adecuadamente, que el loco ensucia, inquieta, les desluce a los cursis el paseo común. Puestos a ver pelusas, no sé hasta que punto un humano reluciría en silla de ruedas. Sí que nos recuerdan un cisma, una distancia, la posibilidad de sufrir un agujero en nuestra actual identidad. O que la vida es diversa, y compleja. La verdad es solo una. La eclosión, está en todas partes. Ellos no desplazan la belleza, que sigue estando también allí compartida. ¿Es solo eso? Porque la especial incertidumbre para sintonizar con el loco tampoco es nada. Tomarse el gratificante esfuerzo para mezclar peras y manzanas raras. U ocultar la vida: pre-juicio o pre-delito, si acaso; y al final ni mirarle pretexto altivo del normalizado.