Wednesday 25 February 2015

Sin agonismo pero colectivista

Cada cual tiene, por supuesto, su ideología. Su propio y voluntarista romanticismo. Pero la realidad nunca es tibia, sino una contrariedad abrupta, antagónica al deseo. A cualquier acogedor intimismo subjetivo. Una cosa en todo. Inerte, hostil, hosca, y que resultando siempre factible de ser humanamente aceptada, es machaconamente distorsionada.

La realidad habitualmente es posible definirla, a efectos prácticos, reales, únicamente como una proporción regular estable bajo condiciones constantes. Pero una proporcionalidad universal que intuida es comúnmente adulterada, activa, obstinadamente, por ejemplo mediante algún tipo de pensamiento mágico y subjetivo que embellece, idealiza y justifica esta porfía deformadora; o directamente a las bravas, ejerciendo poder y coerción sobre nuestras impresiones desagradables, que ubicaremos, sin duda, en nuestro exclusivo exterior; o sino, paradójicamente, inhibiéndonos conscientemente de pensar hasta las últimas consecuencias, soslayando cobardemente su consustancial y natural exhortación.

La ciencia, y por ende la economía, son sin embargo un inconformismo individualista, un límite inquieto a lo fantásticamente personal, al deseo, siempre tan arbitrario, un denuedo por lo objetivo. Empeño por conocer pero a nuestra costa. Cuasiavaricia por desentrañar lo decididamente físico. Energía inteligente. Aunque ardua, fría y analítica. Oportuna y activamente posesiva desde luego. Predictivo constructo que acierta a capturar dentro de un rango de error a un objeto desprovisto del sujeto que lo construye. Nunca un ser, sino materia confinada.

Ciencia, verdad y materialismo simple y sencillamente, con todas sus precauciones y consensos. Sociales pero críticamente establecidos, desde fuera del relato de sí misma. Porque saber es poseer racionalmente entre pares, creando, una vez confirmada, la mayor obra útil colectiva. Pero, en todo caso, una actitud ante la realidad. Radicalmente individual y audaz.

Me quedo, concluyendo, con esta idea confiada y también realista: no esperar la mayoría de las veces que haya ninguna catástrofe moral si nos conformamos y obviamos el esfuerzo en general. Pero que luego, muy probablemente, todo sea lo contrario de lo que hubiéramos querido.


No comments:

Post a Comment