Sunday 1 March 2015

Hablar con Él

Individualmente, suele parecerme que la realidad es unívoca. Que toda la complejidad visible es naturalmente reducible a un punto exacto o absoluto. Y aparte, que cuando esta realidad invariable diverge y se 'mueve' siempre posee un óptimo igual de funcionalmente preciso, al modo de una máquina de Carnot.

Otro asunto más peliagudo sería el de poder determinar personalmente, o cada uno, en dónde se sitúa acertadamente esta verdad. Sacudirse la inherente incertidumbre humana, el tipo de problema de posicionarse en observador omnipotente. Que sea mucho mejor a veces inhibirse que conjeturar y decidir mediante una fatalidad, querer no arriesgarse, todo eso...

Y es que un Dios no es objeto o partícula simple, sino ALGUIEN; como yo, como tú, como todos los demás. Parte íntima y desde luego poderosa; eso sí, que sin embargo (afortunadamente para la salud mental común) quiere rizar el rizo de lo aparentemente comprensible siendo simultáneamente AJENA a todo lo subjetivo, a cualquier identidad probable y concebible. Al menos esto fue lo que me enseñaron de pequeñito, cuando me lo indujeron.

Creer en ÉL no deja de ser un truco interiorizado de sumisión moral muy ingenioso; aunque desafortunadamente, cuando te lo planteas desde esta ulterior óptica introspectiva, interesado. La apariencia que subyace hoy en mi fuero interno es la de que su condición se rebate a sí misma.

Me siento todavía demasiado pasmado, depreciado y estropajoso, y quisiera ser capaz de implorar, pero no podría quedarme a medias en una relación tan acaparadoramente conceptual. Casi psicoanalítica...

Vamos desentumeciéndonos. Quiero avanzar, porque me veo estancado. Es una cuestión tenaz pero principalmente de estrategia, de tiempo y de calma. Sustituir cuasiestático el miedo pasado y el vacío presente por emoción. Lo intentaremos. Invertir en el oficio, ser fiables y confinar flexiblemente la transparencia venga de donde venga.

No comments:

Post a Comment