Tuesday 15 March 2016

A vueltas con las utopías

A mi modo de ver, y tampoco me lo invento, un planteamiento ético excesivamente polarizado hacia el "bien común" prescinde definitivamente de la variable persona. Es que ya no se trata de que algunos tengan demasiado y quitarles eso (para repartirlo transversalmente y supongo renunciando a crear en longitudinal), sino es pretender ser la piedra filosofal que transmute el idealismo en materia. La vida eterna, al menos en este mundo, mediante un contorno oculto y siempre no explícito: la enajenación completa de la propiedad privada. Que nadie tenga nada se viene a decir. A eso se reduciría todo. Pero ayudando al desconocido se nos cuenta. Everyday and anywhere. Me imagino que dejarlo aquí sin deslizar tirar por la calle de en medio sería ingenuo hasta para todo un humilde Pablo Iglesias actual. Proponiendo una organización, una élite, una institución internacional, un único negocio (público) que impusiese la 'responsabilidad'. Ese bien que sinceramente no sé cómo se puede definir partiendo de la nada: una sociedad hipocondríaca sin ningún otro bien subjetivo más. ¿Vivir? Comer, defecar, comer, medicarse, dormir, visitar al terapeuta, y volver a defecar ¿Algún deseo individual podría surgir en un mundo tan idílico aunque sea el propio de una secta? Lo sé, es un tópico mío y voy por el aire. Pero es que la utopía es en sí misma esa filfa, el no lugar humano par excellence. Del que prescindir si tratas de acotar cualquier alternativa al statu quo, de modo posibilista y creíble (y desde donde nada se ve factible sin contar con la libre y dispersa, necesariamente derrochadora en sus orígenes, iniciativa individual).


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