Monday 1 July 2019

Libertad, curiosidad y dignidad

El ser humano es una máquina biológica fascinante y no hay cerebro barato. Me basta con sentir sabernos subjetivos. Individualidades irrepetibles desde esta perspectiva, todo está en todo. El infierno no deberían ser los otros. Ese escamoteo a la democracia liberal y la adscripción a cualquier pasado nacional y/o socialista. Los derechos de las comunidades asimilables a los de los individuos. Frente a la sobrecogedora belleza de las matemáticas y sus aplicaciones, leer la historia de los pueblos es descorazonador. La crónica de una cohesión que justifica un conflicto perpetuo de unos contra otros. Aunque me considere intelectualmente escéptico, no me inquietan si las leyes son de Dios. El problema no está en las ideas y sus posibles espejismos, sino en la falta de tolerancia a la libertad ajena. Sin la menor necesidad de dejarse pisar por nadie y evitar el conflicto porque sí, el talón de Aquiles de la condición humana se encuentra en descuidar el respeto por el distinto. Ninguna comunidad moderna puede definirse como sana si no ha interiorizado un concepto de la libertad flexible y respetuosa con el diferente.

No veo tan claro que el mundo social necesite de un aliciente, incentivos, en eso soy muy anarquista, pero en una noción exclusiva de Occidente nos dinamiza solo la aspereza de la vida, el egoísmo y los resentimientos. Sentirse concernido por uno más que sentirse concernido por los otros. Y no tendría porque ser así. Estar herido de orgullo. Edificar la identidad en base a un lamento oculto. Construirse es un significado mucho más profundo que no negar y aceptarse, es considerar además que los otros tengan sus propias elecciones altruistas. Por eso, más allá de la magia de la tecnología, son a veces tan narcóticos el dinero y las mercancías: permiten simplificar embebidos o maliciosos nuestros intrínsecos egos. Si se puede llegar a estar enfermo interiormente de vaguedad o de maldad, jamás de bondad (y defenderse del medio incluso con cortesía).

Dicho esto, aislarse hasta cierto punto del resto y fantasear y verse eventualmente “alguien” es una opción personal aunque sea ilusoria. Por más que destacar y distinguirse como forma de vida no deje de ser un vicio privado, entra dentro de las decisiones de cada cual. Y la libertad del mercado, de un mercado corregido, es la canalización pacífica de este egocéntrico afán de prosperidad y un sofisticado mecanismo de asignación de recursos (escasos) probablemente no sustituible, el sistema productivo básico que bien supervisado coordina de la forma más eficiente la actividad e información económica en sociedades necesariamente diversas y complejas. En realidad, todos somos uno siendo varios. Y para descubrirlo libertad, curiosidad y dignidad creo deberían ir de la mano.

Editado_Octubre 2019