Tuesday 29 May 2018

La autopista moral de la conciencia

Sigo viendo la mente como un sistema cognitivo autónomo aun se sincronice emocionalmente (vincule) cuando está sana con el entorno. Dado que las leyes físicas de los fluidos son las que son, las alas de un pájaro no pueden tener cualquier diseño. Así, la moral no sería más que un subproducto necesario en la compleja autosuficiencia de la materia que se sabe reflexiva. Un guarismo de proporcionalidad que aunque dicta consignas en el fondo nos satisface, y que regularía la expresión del universal humano de ser o no ser. Porque practicar la saña y aprovecharse del semejante no es lo mismo que sentirse concernido o benefactor. Entregarse al placer inmediato igual que mantenerte responsable. El bien idéntico al mal. No, no creo que la moral esté solo ahí para el control unívoco del otro. La moral es sobre todo un sistema de coherencia al que se le da crédito desde lo más genuino de nuestra consciencia, una forma de simetría para nuestro proceder a través de algo autoimpuesto pero que se acepta como mejor. Por y para la propia la conciencia de sí. Por eso entiendo que cuando no se asume propia a veces tienda a ser algo mesiánica. O pueda convertirse en una carga, nos disociemos para evitarla, y siga siendo tan elástica como para exigírsela a los demás. Dotándonos en fin de esos sentidos moralistas, bastardos. Sin duda la conciencia está ensamblada a partir de muchas piezas y compartimentos que no son estancos, pero funcionaría como una mecánica heterogénea en donde la moralidad se explica igual que la atracción consciente y flexible por la belleza, mediante un proceso psíquico del recreo y la fascinación, que sin perder versatilidad en su caso se enfoca a la seriedad y una existencia subjetiva pero real del compromiso con uno y el medio en general.


Thursday 24 May 2018

El fluir del cálculo y rehabilitarse

La única diferencia entre la realidad y la ficción es que solo la segunda tiene sentido. Por el resto, las matemáticas ponen en relación, y demuestran, su exactitud en común. Aparte de revisar por hiperglucemia las bisagras químicas que uso para sostener mi implosiva y quebradiza estructura mental, en tal fascinante disciplina y sus pormenores me sumergiré este verano (aunque sea de leve a moderada, tengo reconocida una discapacidad y estudiar de nuevo en la uni nos lo facilitan más). Si no vuelve a saltar todo por los aires, queda también el prepararse unas opos que da igual sean o no de auxiliar (casi mejor) para el otoño-invierno.

Entumecido y más lisiado, pero seguimos. Lo único que me puede parar ahora es otra embestida al ajustar el fármaco, vaciarme definitivamente en la cognoscitiva e imprevisible furia de la marea…


¿La vida es el fluir del cálculo? Supongo que sí. Si lo hubo, siento de veras el mesianismo de parte.