Tuesday 29 May 2018

La autopista moral de la conciencia

Sigo viendo la mente como un sistema cognitivo autónomo aun se sincronice emocionalmente (vincule) cuando está sana con el entorno. Dado que las leyes físicas de los fluidos son las que son, las alas de un pájaro no pueden tener cualquier diseño. Así, la moral no sería más que un subproducto necesario en la compleja autosuficiencia de la materia que se sabe reflexiva. Un guarismo de proporcionalidad que aunque dicta consignas en el fondo nos satisface, y que regularía la expresión del universal humano de ser o no ser. Porque practicar la saña y aprovecharse del semejante no es lo mismo que sentirse concernido o benefactor. Entregarse al placer inmediato igual que mantenerte responsable. El bien idéntico al mal. No, no creo que la moral esté solo ahí para el control unívoco del otro. La moral es sobre todo un sistema de coherencia al que se le da crédito desde lo más genuino de nuestra consciencia, una forma de simetría para nuestro proceder a través de algo autoimpuesto pero que se acepta como mejor. Por y para la propia la conciencia de sí. Por eso entiendo que cuando no se asume propia a veces tienda a ser algo mesiánica. O pueda convertirse en una carga, nos disociemos para evitarla, y siga siendo tan elástica como para exigírsela a los demás. Dotándonos en fin de esos sentidos moralistas, bastardos. Sin duda la conciencia está ensamblada a partir de muchas piezas y compartimentos que no son estancos, pero funcionaría como una mecánica heterogénea en donde la moralidad se explica igual que la atracción consciente y flexible por la belleza, mediante un proceso psíquico del recreo y la fascinación, que sin perder versatilidad en su caso se enfoca a la seriedad y una existencia subjetiva pero real del compromiso con uno y el medio en general.


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