Tuesday 15 October 2019

Sin solución de continuidad (IV)

Mi familia es independiente y honesta. Han tenido una empresa, quebrado y cumplido con la gente. Con serios problemas económicos, sufrido incluso un desahucio y remontado el vuelo. Mis progenitores son los dos seres nobles, libres y auténticos. Concedido a sus hijos sus propias decisiones sin caer nunca en la anomia. Sus sólidos faros morales me han servido de guía dentro de un involuntario caos buscando comprenderlo. Un viaje en el que me embarqué sin su tácito consentimiento, pero siempre con su red y apoyo incondicional.

Siendo esto así de favorable, no descubro nada misterioso de la psicología humana, ni implica una sicalíptica interpretación freudiana, que todos los hijos varones nos sentimos más pronto que tarde juzgados por nuestro padre. Idealizando o cuestionando inconscientemente su figura y los éxitos patriarcales. Él es, al fin y al cabo, más franco y competente que yo lo que seguramente hace más dolorosos algunos silencios y ausencias a mis ojos. Sufro una enfermedad, es obvio, me condiciona, y es una enfermedad que a veces hipersensibiliza cualquier conflicto soterrado. Los celos son posesivos en nuestra cultura, peligrosos y difíciles de manejar. Como lo es la suspicacia si sientes tu afecto egoísta agraviado por algo.

Sin embargo, cierto conflicto y desconfianza ante lo que te rodea, incluso hasta llegar a convencerte de haber sido defraudado por lo que más amas, y delirar, no tiene surgir de una fundamental herida narcisista, y ser más propio de una fragilidad universal que cualquiera puede padecer en un momento dado. Porque si realmente quieres y respetas a tu partenaire, o al menos has interiorizado nadie puede controlar la libertad de otro, que para eso en todo caso está el divorcio y las leyes, ser digno de la persona amada. Por más que zozobre la relación y esta se vea zarandeada por la fuerza subjetiva y desmedida de la pasión, falible e ingobernable vis determinada por nuestra naturaleza biológica, diseñada a fuer de evolución para aprender a través del ensayo-error y la conmoción. Irremediablemente arrobados en nuestro personal y sofisticado cognitivo-emocional banco de pruebas interior.

Así, previo a empezar a desbordar de ti y delirar, en tu mente se desbroza el sentido de la realidad, tocando multitud de puertas mucho antes de decidirse por una concreta fijación churrigueresca y singular, en principio absurda e impenetrable para el que no ha seguido sus imprevistos y versátiles pasos lógicos. Por eso se suele conservar el estatus moral y por eso no son tan comunes los crímenes violentos a mano de los locos. No digo que delirar se escoja, pero uno sí va a delirar de lo que ha tanteado previamente. Pisando terreno ficticio pero conocido. La locura explora una identidad que cumple el patrón cuerdo de su propio deseo. Acotándose en una determina actitud y planteamiento vital.

Únicamente a la lumbre de esta argumentación me fue posible aceptar haber padecido de una amenazante y desconocida ira hasta decirte a ti mismo yo no voy hacerle eso a mi viejo. De un impulso mental inaceptable aunque se quedara fuera solo en el susto de una inesperada actitud y yo helado dentro expiando un desvarío que como vino se fue [la sensación de una voluntad que se desempeña en la imaginación y la posibilidad de poder ser otro].

Una inédita furia en mí menos ininteligible quizá en el contexto de una deprivación de Venlafaxina o atribuida a una subjetividad enrarecida a consecuencia de la experiencia de violencia vivida al ser atado por primera vez y sin motivo en un determinado ingreso hospitalario.

No es disculparse. Como el retrotraerse a la infancia traumática a partir de la escuela tampoco es justificar los abusos. Sé que la afectividad puede llegar a ser tenebrosa pero tu talante esencialmente moral y el poder de la decisión en medio del naufragio psicótico hacerse cargo de la situación. En definitiva, volver en ti. Pero lamentablemente sin acomodarse en una certidumbre de bondad prefabricada. Siendo conscientes del desarraigado y malicioso llevamos dentro todos.

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